Él la estaba esperando, con una flor amarilla. Ella lo estaba soñando, con la luz en su pupila. Y el amarillo del sol iluminaba la esquina, lo sentía tan cercano, lo sentía desde niña. En ese bar tan desierto nos esperaba el encuentro. Ella llego en limusina, amarilla por supuesto. El se acerco de repente, la miro tan de frente. Toda una vida soñada, y no pudo decir nada. Ella sabia, que el sabia, que algún día pasaría, que vendría él a buscarlacon sus flores amarillas.
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